El camino de la consciencia
El proceso de conciencia personal inicia por observarnos, reconocernos, aceptarnos y finalmente cambiar aquello que nos trae dificultades. Estas etapas no son lineales, podemos ir y volver sobre ellas porque a veces es duro darnos cuenta de aspectos nuestros que no son buenos o bonitos y podemos rechazarlos.
A veces, ese proceso de reconocimiento se genera por alguna situación que vivimos compleja como enfermedades, muertes de personas cercanas, pérdidas de trabajo, separaciones, problemas financieros o familiares, entre otros, y, nos lleva a cuestionarnos sobre cómo estamos viviendo y/o el sentido de nuestra vida.
Es entonces cuando aparecen preguntas profundas sobre nosotros mismos, las personas que están en nuestra vida, cómo nos sentimos con lo que estamos viviendo y nuestra calidad de vida y aunque muchas personas tienden a buscar culpables o responsables afuera, en las situaciones y en las personas, al final todos terminamos llegando al mismo punto, nosotros mismos.
Observarse y reconocerse no es fácil, nos enseñaron a estar afuera, ocupados de todos y de todo menos de nosotros. Hacerse cargo de uno mismo implica un proceso doloroso, que saca muchas emociones, con las que poco sabemos reaccionar pero que frecuentemente sentimos, como la rabia, la frustración, el miedo, y ahí, muchas personas desisten de su proceso de conciencia.
El camino de la conciencia se elige, permanentemente, a veces duele y es difícil, aunque trae alegría, paz, liberación y equilibrio conforme pasa el tiempo y aprendes que elegir ese proceso de conciencia significa elegirte a ti. Elegir tu paz, tu alegría, tu equilibrio, tu vida.
Qué complejo es librar batallas con quien nos dijeron que éramos, con quienes nos relacionamos de manera cercana, con los roles que hemos tomado en la vida y sobre todo, con nosotros mismos, con nuestras creencias e ideas de quien somos, de cómo nos sentimos física, mental, emocional y espiritualmente, cómo nos comportamos y los hábitos que tenemos, siendo un reflejo de quien somos y como nos sentimos con nosotros y con la vida. El valor y significado que nos damos y le damos a la vida.
Avanza en tu proceso de conciencia, identificando, sin juicios, qué piensas sobre ti, quién crees que eres, cuáles son los pensamientos más frecuentes que tienes, cómo te hablas, cuáles son las emociones más frecuentes que sientes sobre ti y sobre los que vives, qué haces con tu tiempo, donde y con quien lo están invirtiendo.
Posteriormente, piensa y siente, que tan cerca o lejos estas de quien quieres ser con la vida que estas teniendo.
Trabaja primero en ti, busca cambiar tus palabras porque son el resultado de tus pensamientos y ellas se vuelven acciones y decretos. Ajusta la calidad de tus pensamientos porque son los mensajes que te das a ti mismo sobre ti y los demás. Identifica tus emociones, reconoce tu vulnerabilidad y experimenta ahí que nada de lo que imaginas puede pasar y no necesitas protegerte de ti mismo. Observa tu rutina, que son un reflejo de tus hábitos, y empieza a introducir pequeños cambios en ella.
Te aseguro, que vivirás altibajos, permítete sentirlos y vivirlos, no es un carrera, ni hay que demostrar nada a nadie, simplemente es tu proceso y sólo a ti te pertenece. Eso sí, nunca vas a querer alejarte de este camino, porque al final es tu camino de re- construcción y re- definición de ti mismo.